martes, 27 de diciembre de 2011

Mato rebaja la violencia machista a "violencia en el

La nueva ministra de Igualdad utiliza esta definición para
referirse al último caso de una mujer asesinada por su pareja
Ana Mato, recién nombrada ministra de Sanidad, Servicios
Sociales e Igualdad por Mariano Rajoy, a su llegada a la Moncloa el 22 de
diciembre.

La recién estrenada ministra de Sanidad, Servicios Sociales
e Igualdad, Ana Mato, no ha tardado ni una semana en evidenciar el camino que
parece haber encauzado el nuevo Gobierno conservador en la lucha contra la
violencia a las mujeres.

En un comunicado publicado en la página web del ministerio,
Mato ha condenado el último asesinato de una mujer a manos de su pareja
ocurrido esta misma tarde en Almería. Sin embargo, lo que hasta ahora había
sido calificado como 'violencia machista' o 'violencia de género', ha sido
reducido por la nueva ministra a un acto de "violencia en el entorno
familiar".

"La Ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad,
Ana Mato, ha condenado el último caso mortal por violencia en el entorno
familiar ocurrido hoy en Roquetas (Almería).", expresa el comunicado, que
más adelante vuelve a añadir: "Se trata de la víctima número 59 de 2011.
El año anterior, 2010, finalizó con 73 víctimas mortales por violencia en el
entorno familiar."

Pocos minutos después de que el ministerio hiciese público
el comunicado, Twitter ya recogía las quejas de ciudadanos que no daban crédito
a la definición utilizada por Mato. Los usuarios ya han creado los hashtags
#MatoDimision, #retroceso, #violenciaenelentornofamiliar o #violenciamachista.


"Estaba cantado, avisó Rajoy y ahora Ana Mato: mujeres
q llevan su casa en las familias como Dios manda... y se acabó la violencia de
género", afirmaba @mpidiecue.

"Ana Mato llama "violencia en el ámbito
familiar" a la violencia machista. Al Jaguar del garaje como le llama?
utilitario de uso particular?", satirizaba @Ander_Gil.

@piluquita añadía: "Ana Mato como Ministra de Sanidad
es un insulto a todos los avances conseguidos en el plano de la igualdad. Qué
pena de país".

martes, 20 de diciembre de 2011

Son unas histéricas (Ander Izagirre)

http://gentedigital.es/comunidad/anderiza/2011/12/20/son-unas-histericas/

He mandado una pregunta a una amiga. En vez de una contestación directa, me ha respondido con una lista de diez recuerdos de su vida (he cambiado detalles para preservar su anonimato).

“1- Cuando mi hermana tenía unos 8 o 9 años, un viejo se le acercó en la plaza y le dijo: “Te doy un caramelo y me das un besito”.

2- Cuando yo tenía unos 12 años, fui con una amiga a la fábrica en ruinas que teníamos delante de casa. Apareció un viejillo con boina, amable, que se puso a hablar con nosotras y a seguirnos mientras íbamos por la fábrica pisando cascos de vidrio. Cogió confianza y me agarró del brazo. “Déjame que te levante, para ver cuánto pesas”. Yo solté el brazo, me aparté rápido. Me saltó una alarma. Y nos fuimos. Mi amiga me dijo: “Pero chica, cómo has reaccionado”. Me pregunto por qué reaccioné así y por qué otras crías no lo hacen. Qué hace que te salte esa alarma.

3- Con 13 años, un día esperaba a mi madre en la calle, junto al portal. Vino un chico de mi edad por mi derecha, muy pegado a la pared donde yo estaba. Me saltó también la alarma. Yo agarraba una carpeta y me la subí hasta la altura de las tetas, como protección. Pasó a mi lado y noté un pellizco fuerte en el coño. Me subió un escalofrío hasta la cabeza, me quedé helada, violada de algún modo. Recuerdo cómo me sentí ese día y muchos días después. Al día siguiente teníamos una celebración familiar, recuerdo la ropa que llevaba, las fotos que nos sacamos, yo con mi cara pálida y mis ropas verdes, triste, mancillada, recordando lo del día anterior. Siempre siento una gran tristeza cuando veo esa foto, tantos años después.

4- Unos años más tarde, ese mismo chaval empezó a pegar en el culo con la raqueta a una vecina. Otro día, pasaba con la bici por el parque y le pegó una torta en el culo a una amiga.

5- Con 16 años, en un tren me senté al lado de un hombre. Tras un rato de charla, empezó a agarrarme la mano. Luego me pidió que le diera un beso. No me atrevía ni a moverme. Me ofreció 40.000 pesetas por irme con él a un hotel.

6- En Perú, en medio de la plaza de la catedral, un tío me tocó el culo. También allí, en el tren, un hombre sobó de arriba abajo a una compañera. En Londres, en medio de la calle, otro tío me tocó el culo.

7- En la universidad, a la salida de clase, un compañero se me acercó por un lado, me agarró los pantalones a la altura de los tobillos y me los subió de repente para que todo el mundo viera mis piernas sin depilar. Otro día, delante de más gente, me dijo “tienes las orejas más feas que he visto nunca”.

8- En un polígono de las afueras de mi ciudad, donde trabajaba, un hombre me gritó desde una furgoneta: “¡Te voy a comer el coñooooo!”. Otro día, en ese mismo polígono, bajaba una cuesta andando y un coche que subía pasó a mi lado, despacio, con unos tipos dentro. Seguí caminando, miré atrás y vi que se habían parado en lo alto de la cuesta. El coche giró, empezó a bajar, me pasó y se cruzó delante de mí. Se quedaron esperándome. Vi que dentro había cuatro hombres. Me puse nerviosísima y eché a correr hasta un hotel, donde había más gente, y el coche se marchó.

9- Cuando tenía unos 20 años, un amigo de mi padre, casado y con hijos, me llevó de una ciudad a otra en su coche porque le venía de camino. Yo iba en el asiento del copiloto. A mitad de trayecto, alargó la mano y la apoyó sobre mi muslo, mientras me decía “yo os tengo mucho aprecio, a ti y a tu familia”. No hizo nada más. Pero no era un modo de tocar normal. No hice nada ni le dije nada a mi padre.

10- Hace dos semanas, de noche en un bar, delante de mí a una chica le tocaron el culo. Se dio la vuelta y dijo “le tocas el culo a tu madre”. En la barra había dos tipos sonrientes, entre la oscuridad y la impunidad del bar. No supo cuál de los dos había sido. Esa misma noche, volviendo a casa caminando a las cuatro de la mañana, un chaval andaba haciendo el tonto con otro amigo, salió a mi paso y me dijo “guapaaaa”. Un poco más adelante, un chico me llamó desde la esquina de una calle, “pssst, pssst”, y me decía “chica, ven aquí”.

*

Con esta amiga he hablado algunas veces de los pequeños abusos, acosos y presiones que en general sufren las mujeres a lo largo de su vida. Los abusos más graves están mal vistos, se denuncian, pero por debajo de ellos hay toda una gama tolerada de eso que llaman violencias de baja intensidad. Se aceptan, se toleran y hasta se ríen.

En estos últimos tiempos he preguntado por este asunto a varias amigas y todas, pero todas, tienen un repertorio de historietas así: pequeños acosos desde que eran crías, bromas pesadas, comentarios supuestamente graciosos en el trabajo sobre su físico, su vestimenta o su situación amorosa, chistecitos con los que se han sentido coaccionadas y marcadas… Y muchas comparten una sensación: todos esos episodios –que a ellas se les han quedado muy grabados- en teoría no son como para quejarse, para protestar, para ofenderse, porque entonces quedan como exageradas o histéricas. Si les molesta que cuando caminan por la noche un chaval les llame “guapa” desde la esquina, es que son unas avinagradas. El chaval no sabe –o le da igual- que a la chica se lo hayan dicho tres veces seguidas o que se lo digan con frecuencia en unas circunstancias que convierten el supuesto piropo en una actitud agobiante y amenazante.

A mí me da que en general los hombres no somos nada conscientes de esa presión frecuente que padecen tantas mujeres, nos cuesta ponernos en esa piel, ni nos imaginamos lo que tiene que ser aguantar una y otra vez bromitas o toquecitos o comentarios que se suponen chistosos. Muchos participan en esos pequeños acosos, otros ríen las gracias o les quitan importancia. No nos enteramos o no nos queremos enterar, pero todo ese ambiente de suave agresión acaba coartando la libertad de andar tranquilas por la vida sin que les molesten por el hecho de ser mujeres.

¿Acaso los hombres no padecemos acosos o presiones? Sí, claro, pero en un grado muy inferior, que no nos condiciona tanto. No hasta el punto de que se nos desarrolle una actitud psicológica temerosa, a la defensiva, que nos limite la libertad de andar tan panchos por la vida. Pondré un ejemplo personal.

Cuando yo tenía 16 años, un sábado por la madrugada iba andando solo por la ciudad, hasta el sitio en el que tenía candada la bici para volver a casa. Me crucé con un hombre que me paró para pedirme la hora. Las cuatro de la mañana. Continué mi camino y noté que el hombre me seguía. En vez de avanzar recto por la avenida principal, callejeé para comprobar si el hombre me seguía por casualidad o con intención. Y me seguía, me seguía en todos los desvíos y rodeos. Por fin me acerqué a la bici y me apresuré a soltar el candado. Entonces el hombre se acercó, se bajó los pantalones y los calzoncillos, y empezó a meneársela. Salí pitando.

En esta historia veo una gran diferencia con una mujer. Cuando el tipo chungo me seguía, yo creí que unas horas antes me había visto candar la bici y que me la quería robar. Ni se me pasó por la cabeza que yo corriera ningún tipo de peligro sexual. Con 16 años, en mi cabeza no existía ese miedo. Ese miedo que es el primero que le viene a la mente a una chica de esa edad. El chico de 16 años piensa que le pueden robar la bici. La chica de 16, que la pueden violar. Porque viven con esa preocupación desde crías y a lo largo de toda la vida: siempre hay un viejillo en el parque que las agarra y las soba un poco, un adolescente que en el colegio les mete mano o les baja los pantalones, un ligón de bar que se pone bravo con ellas delante de los colegas machitos, un jefe que hace gracietas desagradables sobre su aspecto…

*

Mi amiga me mandó esa lista de diez recuerdos como respuesta a mi pregunta. Yo solo le había preguntado qué le parecía un artículo de la periodista June Fernández.

June primero escribió en Facebook una lista de actitudes que le molestaban cuando hombres más o menos desconocidos le abordaban en las redes sociales tomándose demasiadas confianzas. Tras su texto, vino una cascada de comentarios de otras chicas, que relataban montones de situaciones parecidas que les incomodaban. Algún chico entró a quitar hierro al asunto, a decir que no era para tanto, que a los hombres también les pasan cosas…

June comentó: “Cuentas micromachismos y te acusan de hilar fino y de ser una paranoica”. Y después publicó esta entrada en su blog: ‘Paranoicas’.

Os recomiendo mucho que leáis esa entrada y el debate que se desarrolló en los comentarios, donde algunas mujeres cuentan sus experiencias. Y que juzguéis si esas mujeres son unas exageradas y unas histéricas o si los tíos deberíamos darle alguna vuelta a este asunto.

Paranoicas (June Fernández)

http://gentedigital.es/comunidad/june/2011/12/16/paranoicas/

Hoy he recibido un mensaje por Whatsapp de un número que no tenía fichado. Era un hombre que conozco muy poco, de haber coincidido varias veces cuando trabajaba en otro lugar; tan poco que me ha costado varios minutos ubicarle. Me empieza a hablar como si fuéramos viejos amigos, que a qué me dedico, qué es de mi vida… Y salpicando el diálogo de bromas varias. Finalmente, me dice que cuando quiera me invita a un café y hablamos más largo y tendido. “¿Pero por algo de trabajo?”, le pregunto. Y me contesta algo así (no recuerdo la expresión exacta) como: “No te precipites, morena, ya se verá”. No le he contestado.

Si esta persona lee esto, va sin acritud, es que es esto a lo que me dedico.

El tema es que me he sentido incómoda, y es algo recurrente que personas que apenas conozco se tomen estas confianzas conmigo. Más situaciones:

- Conocer en ambiente de poteo al conocido de un amigo, que me esté todo el rato haciendo bromas absurdas, buscando una reacción por mi parte en plan: “¿Y tú que piensas, morena?”, y mosquearse porque yo sólo asiento educadamente. Este conocido de un amigo se despidió diciéndome: “Y tú tranquila, que eso de ser tan arisca se te pasará con los años”. “No creas, va a más”, le contesté.

- Últimamente me pasa menos, igual porque he lanzado alguna advertencia por aquí o porque tengo más restringidos los chats de las redes sociales en los que estoy, pero otra cosa que me molestaba es esto de recibir de vez en cuando un mensajito privado (especialmente después de hablar de sexo en el blog) de chicos que alababan lo bien que escribo, lo liberal que soy, y que me decían que les gustaría conocerme más. O los que, siendo completos desconocidos, utilizaban el chat para iniciar una conversación en plan “Hola, guapa. ¿Qué haces?”.

Total, que tras el incidente del Whatsapp he ido corriendo al ordenador y he escrito en Facebook y Twitter: “Lección número 1 de tipos de micromachismo: tomarse demasiada confianza con las mujeres”. Y he explicado algunos de estos ejemplos. Habéis respondido con un maravilloso bombardeo de mensajes. Reproduzco algunos de los micromachismos que habéis citado las mujeres:

1- Que me llamen “niña” o “nena” / Otra dice: “que me llamen princesa”

2- Aquellos se permiten aconsejarte sobre cualquier cosa, hasta de lo que eres experta

3- La condescendencia en el ámbito profesional

4- Que minimicen la importancia de la igualdad por “ser cosas de mujeres”

5- Que el hecho de llevar falda (por la rodilla) se convierta en la comidilla de la empresa

6- El baboseo, en general

7- El acoso sexual verbal en la calle (los llamados piropos)

8- El paternalismo de los históricos de izquierdas

9- Que me digan que no parezco mujer al escribir

No, no son situaciones puntuales que les ha pasado a mujeres concretas. A mí, menos lo de que no parezco mujer al escribir, me ha ocurrido todo eso, y la mayor parte de los micromachismos citados los sufro sistemáticamente.

Entre los chicos que han hecho comentarios, sobresalen las siguientes actitudes:

- Amigos que hacen bromas del tipo: “¿Te molesta si pongo ‘me gusta’?” o “Muak, ¿puedo?”. Vaya, no es algo a lo que dé especial importancia, pero me recuerda a una reflexión muy interesante de Miguel Lorente hablaba en Pikara de la “actitud paranoica paradójica” de los posmachistas: “Cuando se habla de maltratadores sienten que la referencia es común a cualquier hombre, pero cuando se habla de igualdad piensan que sólo se refiere a las mujeres”. Sustituid “maltratadores” por “machistas”, y es lo que ha ocurrido aquí: que hombres cuya conducta no se corresponde con la que estoy describiendo, se dan por aludidos. Si sois mis amigos (y yo estoy hablando de desconocidos) y en nuestra amistad no hay baboseo, ¿por qué os sentís interpelados?

- Un amigo ha hablado también de cómo los hombres sufren el micromachismo. Recriminó a unos currelas por decir burradas a una chica por la calle, y ellos le respondieron con un insulto homófobo.

- Y ahora viene el comentario que me ha llevado a escribir este post: dice que “hilar tan fino nos va a acabar poniendo paranoicos”. Quiero pensar que no se ha leído todos los comentarios que han dejado mis amigas feisbukeras, porque vaya, ¿le parece hilar fino que contemos situaciones sexistas que vivimos sistemáticamente en la calle, en el trabajo y entre las amistades? ¿Eso es hilar fino, en una sociedad en la que las mujeres sufrimos todavía unos índices de violencia altísimos (no sólo física y no sólo en la pareja) por el hecho de ser mujeres?

Hablar de paranoia me parece muy pero que muy peligroso. Es algo que se viene utilizando con mucho éxito para que las mujeres dudemos de nosotras mismas. Y eso es lo que nos hace no enfrentar agresiones, negarlas incluso. Cuando un tío restriega su polla contra nuestro culo en el metro, decimos: “Ay, igual es que el vagón está lleno, no me voy a poner paranoica”. O cuando el jefe nos mira el escote fijamente. La formadora en autodefensa Maitena Monroy siempre dice que cuando tenemos sospechas de que nos están intentando robar la cartera, reaccionamos, sin miedo a estar siendo paranoicas.

Pero, afortunadamente, justo después he recibido otro comentario que me da ganas de enmarcar. Es de un Jose que creo que no conozco en persona, y dice así: “Los tíos nos sentimos con la suficiencia para dirigirnos a mujeres en el tono que nos apetezca, algunos lo hacemos y otros no, pero está ahí. No creo que haya que justificarlo de ninguna manera, es así, no es para crucificarnos, pero es para reflexionar. Esperemos que con el tiempo vayamos observándolo y poco a poco vaya desapareciendo, pero está muy dentro osea que paciencia que esto va para largo”.

Qué alegría me ha dado. Es que esa es la cuestión: que los hombres se sienten de serie con mayor confianza, autoridad, suficiencia, que las mujeres. ¿Por qué? Por algo que Pierre Bordieu explica en ‘La dominación masculina’: ”Al confinar a las mujeres al estatus de objetos simbólicos que siempre serán mirados y percibidos por el otro, la dominación masculina las coloca en un estado de inseguridad constante. Tienen que luchar sin cesar por resultar atractivas, bellas y siempre disponibles”. ¿Es también Bordieu un paranoico que hila demasiado fino?

A las mujeres nos toca hacernos caso, fiarnos de nuestro instinto, saber que cuando nos parece que igual nos están agrediendo, discriminando o ofendiendo, no es paranoia. Aprender a ser asertivas, a no dejarnos condicionar por el miedo a que nos etiqueten de bordes, a exigir que nos traten con respeto. A los hombres, como bien dice el compañero Jose, sólo les pido que se observen un poco en esas actitudes. Que apliquen la regla de la inversión y se pregunten si me hablarían en ese tono y me percibirían de la misma manera si yo fuera un periodista varón. No os pido que os flageléis, sólo que escuchéis lo que las mujeres estamos expresando, lo aceptéis y tratéis de entenderlo, y después lo tengáis en cuenta en el día a día. Y no os pido nada que yo no me aplique. También las mujeres incurrimos constantemente en micromachismos. Y también conviene que desterremos las actitudes que nos incomodan en otros. Como a mí me molesta que un tío que no conozco ponga “Qué guapa” en una foto mía, me grabo a fuego evitar alusiones sobre el físico de hombres que no son mis amigos. Claro, hilar fino, ver agresiones donde no hay puñetazos o insultos, cuestionar nuestras propias actitudes a diario, es cansado. Conviene quitar hierro a todo esto y llamarnos exageradas. Allá cada cuál.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

II JORNADAS DE AGROECOLOGÍA: ECOFEMINISMO, PONIENDO LA VIDA EN EL CENTRO

14, 15 y 16 de diciembre 2011

Tras las I Jornadas de Agroecología: Huertos urbanos comunitarios, celebradas justo hace un año, repetimos jornadas de Agroecología, esta vez teniendo como tema central el ECOFEMINISMO. Tres días de charlas, mesas redondas, cineforos, talleres, exposición fotográfica, mística, trabajo y comida comunitaria, para debatir sobre ecofeminismos, crisis de los cuidados y ecológica, luchas de las mujeres campesinas, soberanía alimentaria, masculinidades y micromachismos, de la mano de Yayo Herrero, Alicia Puleo, Lidia Senra, Amaia Pérez Orozco, Marta Pascual, Belén Verdugo, Asociación Chipko. Sara Rey, Carmen Caballero y Fabián Luján.

Salón de Actos del Edificio de Alumnos de la UCM (frente a metro C. Universitaria) y Huerta Agroecológica Comuitaria Cantarranas (detrás de Fac. Ciencias de la Información)


martes, 13 de diciembre de 2011

Mujeres, revolucionarias y anarquistas

En octubre de 1936 nacía la Agrupación de Mujeres Libres. Anarquista, libertaria y emancipadora, fue el germen de un movimiento que llegó a tener 20.000 afiliadas.

“La lucha debe continuar, ahora hay que enseñar a las más jóvenes”

JPG - 59.7 KB
Mujeres Libres
Quedan pocas de aquellas mujeres con vida. Concha Liaño es una. Tiene 94 años y conserva una enorme energía. Vive en Venezuela desde que se exilió durante la Guerra Civil. Formó parte de las mujeres que iniciaron Mujeres Libres y recuerda la situación de la mujer en aquellos días: “Ahora no se pueden imaginar cómo era la vida de la mujer entonces. El esposo mandaba y gobernaba. Aceptaban ese sometimiento. Nosotras entendimos que si se liberaban económicamente, ya no tendrían que soportar eso”.

La idea de la revista –de la que DIAGONAL publicó un extenso reportaje en su número 161– surgió en el otoño de 1935 de la mano de la militante anarquista Lucía Sánchez Saornil, a la que luego se unieron Mercedes Comaposada y Amparo Poch y Gascón. Lucía y Mercedes “habían enseñado en cursos de instrucción elemental para obreros y obreras, promovidos por la CNT de Madrid en los años ‘30. Vieron la necesidad de realizarlos específicamente para las mujeres, dada la misoginia y los prejuicios existentes”, indica Eulàlia Vega, autora del libro Pioneras y revolucionarias.

Mientras la revista se gestaba y salía a la calle en Madrid, en Barcelona se había formado la Agrupación Cultural Femenina, en su mayoría militantes de la CNT y de otros organismos libertarios como los ateneos y las Juventudes Libertarias. Conocían la revista que se hacía en Madrid. Mercedes Comaposada se presentó en Barcelona buscándolas. Llevaba con ella los estatutos de una Federación Nacional. Les informó de que en Madrid y en Guadalajara ya se había constituido una agrupación con los mismos objetivos. Habían llamado a esta organización Federación Nacional de Mujeres Libres y propuso que Cataluña formara parte de la misma. Las catalanas aceptaron entusiasmadas.

Una organización de masas

Llegaron a contar con 20.000 afiliadas y 170 secciones locales en todo el país sin cobrar ninguna cuota. La Comisión de Solidaridad se encargaba de gestionar donativos o subvenciones con sindicatos, ateneos y otras entidades.

Pura Pérez, militante de la organización, explicaba en 1999 que “se gestaba una revolución femenina, de la misma forma que entre todos se hacía una Revolución Social. Obreras, campesinas, enfermeras, licenciadas…Todas eran guiadas por el deseo de emancipación, su empeño era lograr una sociedad equitativa y un futuro mejor”.

Martha Ackelsberg, autora de Mujeres Libres. El anarquismo y la lucha por la emancipación de las mujeres señala que había dos tendencias en sus actividades: capacitación (clases de alfabetización, aprendizaje en el trabajo, información sobre sus propios cuerpos, sensibilización y apoyo mutuo); y captación, con programas para animar a las mujeres a unirse al movimiento libertario. “Sin la completa participación de las mujeres, estaban convencidas, la revolución no podría triunfar realmente”, explica Ackelsberg.

Lo que las diferenciaba de otras agrupaciones de mujeres, como las comunistas o antifascistas, era que “su principal objetivo, incluso en mitad de la guerra, era la capacitación de las mujeres, no sólo su movilización en las actividades de apoyo al esfuerzo de guerra”, apunta Ackelsberg. “Insistían en que la participación de las mujeres en el mercado laboral, por ejemplo, no debería ser un cambio temporal, debido a las necesidades de guerra, sino un cambio más permanente en la forma en que las mujeres eran vistas en sus roles en la sociedad”.

Además, según Eulàlia Vega, “sus objetivos se diferenciaran de los otros grupos femeninos de la época, que no tenían en cuenta las diferencias de género, como la comunista Agrupación de Mujeres Antifascistas (AMA)”.

En 1937 en Valencia se establecen los Estatutos de la Federación Nacional de Mujeres Libres con el objetivo de capacitar a la mujer y emanciparla de la triple esclavitud a la que está sometida: “Esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud productora”.

Con el inicio de la guerra, desde la Agrupación Mujeres Libres, Concha Liaño señala que su objetivo, además de “la lucha por la liberación femenina”, también era “aportar una ayuda ordenada y eficiente a la defensa de nuestra República”. “Los hombres al frente, las mujeres al trabajo”, fue una de sus consignas. Invitaban a las mujeres a inscribirse para su adiestramiento en los campos de tiro y realizaron propaganda a favor de los Liberatorios de Prostitución o contra el analfabetismo. La respuesta de las mujeres españolas fue “vibrante”, una “explosiva toma de conciencia” pero, en la mayoría de los casos, terminó con el exilio.

Sin embargo, Concha Liaño recuerda que “era emocionante, conmovedor, comprobar cómo las mujeres se esforzaban en aprovechar una ocasión que les permitía salir de su resignada impotencia y (…) de tantos siglos de injusto sometimiento (…) Para la mujer española ése fue su momento estelar”.

“Humanismo integral”

“Nunca se definieron como “feministas”. Para ellas, ‘feminismo’ era un movimiento burgués, centrado en ganar el derecho al voto y entrar en el mercado laboral en los mismos términos que el varón. Pero tenían claro que, para la clase obrera, el trabajo no era necesariamente ‘liberador’. Lo que querían no era acceso igualitario a un sistema de privilegios, sino un nuevo sistema sin privilegios”, explica la escritora Martha Ackelsberg.

La mejor definición la hacen ellas mismas en el número 1 de la revista Mujeres Libres: “Esto es ya más que feminismo. Feminismo y masculinismo son dos términos de una sola proporción; (…) la expresión exacta: humanismo integral”. Y añaden: “El feminismo lo mató la guerra dando a la mujer más de lo que pedía al arrojarla brutalmente a una forzada sustitución masculina. Feminismo que buscaba su expresión fuera de lo femenino, tratando de asimilarse virtudes y valores extraños no nos interesa; es otro feminismo, más sustantivo, de dentro a afuera, expresión de un modo, de una naturaleza, de un complejo diverso frente al complejo y la expresión y la naturaleza masculinos”.

LA HERENCIA DE ‘MUJERES LIBRES’

Eulàlia Vega, autora de Pioneras y revolucionarias, destaca que “es innegable la modernidad” de los planteamientos de la Agrupación de Mujeres Libres. “El hecho de unir la lucha contra la explotación capitalista con la opresión patriarcal marca su importancia y su originalidad, siendo sus militantes, en cierto sentido, las pioneras de las organizaciones feministas creadas posteriormente con el final del franquismo”. Para la escritora Martha Ackelsberg, su mayor legado fue que “ofrecieron una visión de cambio social, y una sociedad revolucionaria, en la que las mujeres fueran totalmente participantes”.

La ex-directora de la Mujer acusa al Gobierno de "liquidar" la protección de las mujeres víctimas de violencia de género

Los peores presagios que auguraban los impagos a las trabajadoras del Centro de Violencia de Género que publicábamos el mes pasado podrían cumplirse si, como denuncia la diputada social-liberal y exdirectora general de la Mujer Ana Isabel Méndez, el Gobierno del PP "liquidará" a partir de enero los cinco centros cántabros de asistencia a las víctimas de violencia de género.

El ejecutivo del PP que preside Ignacio Diego ha decidió retirar la subvención para las actividades de atención y casas tuteladas, dando así carpetazo a más de 30 años de lucha contra la violencia de género y en defensa de las víctimas que en Cantabria han venido protagonizando ONG's como la Asociación Consuelo Bergés (nacida en 1995) y CAVAS (nacida en 1987). A las mujeres que venían siendo atendidas en los cinco centros gerenciados por las asociaciones citadas y también por Cáritas, se les ha comunicado "que serán cinco funcionarios de la consejería de Presidencia los que se harán cargo de sus casos", según publica Aquí Confidencial.

Hace unas semanas, Méndez denunció que el Gobierno del PP "se ceba en sus recortes con las personas más vulnerables y cierra en enero los cinco centros existentes". La exdirectora general de la Mujer ha tachado por tanto de "cínica" la asistencia de De la Serna a la manifestación del pasado 25 de noviembre para "hacerse fotos" mientras su partido "va desmantelando todos los programas de igualdad y los cinco centros de atención a víctimas de violencia de género que durante ocho años se pusieron en marcha en Cantabria por parte del anterior Gobierno".

En el proyecto de presupuestos presentado por el Gobierno, ha desaparecido la partida para subvencionar los programas de atención a mujeres maltratadas, que en el último ejercicio contó con 600.000 euros, pese a que ser menos del doble de lo que costará la nueva página web del Parlamento de Cantabria y una cantidad muy similar a la que el Ejecutivo del PP ha destinado a contratar auditorias para analizar la gestión de empresa públicas y consejerías en en anterior Ejecutivo.

La ex directora de la Mujer afirma que mientras el Gobierno anterior "invirtió contra la violencia de género millones de euros durante las dos legislaturas en el ámbito educativo, sanitario, social, laboral, etc., el PP nos presentó una foto de un gobierno paritario y nada más". "Mientras se nombran consejeras y se vende una foto como garantía de apoyo a las políticas de igualdad, se liquidan los servicios de apoyo fundamentales para personas tan vulnerables como las víctimas de violencia de género y sus hijos e hijas que han sido atendidos en estos centros", sentencia.

Según ha recordado Méndez, que es actualmente diputada autonómica, el sistema de asistencia y acogimiento para la atención a las víctimas y a sus hijos e hijas fue creado por el anterior Gobierno regional PRC- PSOE en 2004 y consta de un total de cinco centros especializados (un centro de atención a víctimas ambulatorio, una casa de acogida, una casa de emergencia y dos pisos tutelados). Desde su creación, estos centros han atendido a 2.900 víctimas, "y a pesar de ello, todos los centros serán cerrados el 1 de enero alegando problemas administrativos e incluso dando largas a las organizaciones sin ánimo de lucro que en ellos colaboraban alegando que con el tiempo convocarían un concurso para su gestión". "No sé qué me preocupa más, si el desmantelamiento o que pretendan que empresas de seguridad o academias de formación puedan ser quienes atiendan a las víctimas sin experiencia ni conocimiento alguno", afirma.

Méndez acusa al gobierno de Diego de "escudarse en falsedades para desmantelar un pilar básico del estado de Bienestar como es la atención a las mujeres y niños más vulnerables, en el que venían colaborando las organizaciones más reconocidas en este ámbito en Cantabria".

Colaboración con asociaciones

Incluso, la diputada social-liberal acusa a la consejera conservadora Díaz de desconocer que el Artículo 7 de la ley de Cantabria contra la violencia de género del año 2004 afirma que "La Administración de la Comunidad Autónoma de Cantabria colaborará con aquellas organizaciones con experiencia y formación en esta materia que desarrollen actividades de sensibilización, prevención, protección, atención y erradicación de la violencia de género", afirmando que ésta ha sido la premisa legal en la que el anterior Gobierno autonómico se basó para organizar la atención a las víctimas en colaboración con algunas entidades que desde hace años en Cantabria se ocupan de esta materia, "como la mejor garantía de que serían bien atendidas, como así ha sido".

"Hasta ahora la relación con las organizaciones sin ánimo de lucro había sido de respeto y colaboración total, circunstancia que ahora se ve sesgada por excusas que en nada ayudan a las víctimas", por lo que Méndez exige a la Consejera de Presidencia que ordene los pagos que antes eran posibles y ahora se dificultan. La diputada socialista exige a la consejera Leticia Díaz que "deje de dar lecciones y de excusarse en temas administrativos para liquidarlo todo y recortar".