miércoles, 28 de noviembre de 2012

Charla sobre la transexualidad

Este próximo JUEVES, 29 DE NOVIEMBRE, a las 20.00 horas el CSA La Libre te invita a la charla-debate "La transexualidad: patológica o patologizada. Intersexualidad desde una perspectiva sexológica", conducida por Aitzole Araneta y María Díaz Angulo.

La charla forma parte de la campaña contra la patologización de la transexualidad STOP TRANS PATHOLOGIZATION 2012. Los objetivos principales de la campaña son la retirada de la categoría de “disforia de género” / “trastornos de la identidad de género” de los catálogos diagnósticos (DSM de la American Psychiatric Association y CIE de la Organización Mundial de la Salud), en sus próximas ediciones previstas para el 2013 y 2015, así como la lucha por los derechos sanitarios de las personas trans. Para facilitar la cobertura pública de la atención sanitaria trans-específica, STP 2012 propone la inclusión de una mención no patologizante en la CIE-11.

Os esperamos!
La Libre


lunes, 26 de noviembre de 2012

Comunicado 25N "Día contra la Violencia Machista"


Hoy, 25 de noviembre, nos encontramos aquí como cada año, con motivo del día contra la violencia machista. Nos gustaría hacer de esta una reunión de hermanamiento entre mujeres, un espacio donde poder compartir nuestro dolor por todas las que somos víctimas de cualquier clase de violencia patriarcal, pero también nos gustaría aprovecharnos de esta unión para empoderarnos y aumentar nuestra fuerza, y es que la única forma de sobreponernos a los ataques del patriarcado es defendernos.

 
Si bien todos los años lamentamos la situación de desigualdad que vivimos, creemos que esta vez, lejos de mejorar, estamos experimentando un retroceso excepcional en cuanto a libertades. Por tanto, queremos utilizar este discurso para agitar y despertar conciencias ya que, sin obviar la gravedad de los terribles casos de asesinatos y violencia física, creemos que las mujeres somos víctimas de muchos otros tipos de violencia que quizá resulten menos evidentes.

 
Vivimos un tiempo de crisis, de brutales recortes económicos, de derechos y de libertades que, como en tantas otras ocasiones, se ensañan especialmente con las mujeres como nosotras: mujeres cántabras, obreras, pensantes y luchadoras. Las políticas del gobierno actual están tratando de amedrentarnos, de aislarnos y de reducirnos a meros instrumentos para la procreación y las tareas domésticas.

Por un lado, los recortes en sanidad, educación y asistencia social, principales lugares de trabajo para mujeres, han provocado un aumento masivo del paro en nuestro sector. Particularmente, la reducción de presupuestos en asistencia social no solo ha eliminado puestos de trabajo, sino que colateralmente ha obligado a muchas mujeres a regresar a sus hogares y a recuperar el papel de cuidadoras de niños y mayores. Además, los recortes educacionales hacen todavía más difícil la mejora y renovación del sistema educativo, tan necesaria para conseguir acabar con los roles de género impuestos.

 
Por otro lado, reformas como la de la ley del aborto suponen un retroceso de proporciones épicas en cuanto a nuestras libertades, negándonos el derecho a decidir sobre nuestro propio cuerpo y tratando de obligarnos a ser madres si queremos sentirnos individuos útiles en esta sociedad. Ante hechos como estos, resulta más que evidente que este sistema capitalista y patriarcal también actúa con violencia contra nosotras, y con sus políticas agresivas nos oprime y nos anula.

 
Tampoco podemos olvidarnos de los nocivos cánones de belleza que nos imponen, otra de las herramientas del capitalismo más violento. Nos están vendiendo una idea de belleza artificial, antinatural y esclavizadora, y con ella nos fuerzan a entrar en un círculo vicioso de consumismo y autosacrificio constante, minando nuestra autoestima y haciéndonos aún más dependientes de los antivalores de la sociedad de consumo.

 
En contra de todo esto, nosotras apostamos por un modelo diferente. Contra todos los recortes mencionados, apostamos por una coeducación verdaderamente feminista, por empleos dignos y por el derecho a elegir qué hacer con nuestros cuerpos. En contra de los cánones impuestos, apostamos por una belleza natural que emane de dentro de cada una de nosotras. En contra de la opresión de la dictadura patriarcal, queremos que nos dejen llevar las riendas de nuestras propias vidas. En contra del capitalismo, del machismo y de la opresión popular, apostamos por hacer camino defendiéndonos y luchando, para así poder sabernos, algún día, en una sociedad verdaderamente feminista y antipatriarcal.

 

Hoy más que nunca: ¡Upa l'alucha de las mujeris!

 

Asamblea Feminista Langresta.

 

sábado, 24 de noviembre de 2012

Taller de Autodefensa: "CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA, AUTODEFENSA FEMINISTA"




¿Quién no ha sufrido alguna vez intentos de agresión por parte del patriarcado? Aquella sombra que te seguía de noche cuando volvías a casa… aquella palmadita en el culo en mitad de la pista de baile… aquel “piropo” machista de un camionero sudoroso… o aquella colleja por parte del matón de clase simplemente por no seguir el estereotipo de “hombre” dictado por el sistema…

La violencia patriarcal no entiende de géneros, aunque su mano más asesina se cebe con las mujeres, todxs sufrimos en nuestras carnes de una u otra forma, la violencia machista. Desde la mujer que vive encerrada en casa presa del pánico porque su marido vuelva y descargue sus frustaciones violentamente con ella, hasta el chico que sufre agresiones y humillaciones por parte de sus compañeros de clase, simple y llanamente por ser homosexual.

Es hora de hacer frente a todas estas agresiones, es hora de levantarnos y decir basta, de poder mirar hacia delante y no volver a sentir miedo.

Con motivo de las Jornadas Contra la Violencia Machista 2012, la Asamblea Feminista Langresta organiza un taller de autodefensa dirigido a toda persona que alguna vez se haya visto en una situación de indefensión frente al machismo y al patriarcado.
En el taller, impartido por un monitor de defensa personal, se practicarán diferentes métodos de autodefensa frente a intentos de agresiones físicas y sexuales, aprendiendo a utilizar nuestro cuerpo como mejor arma de defensa.

El taller se realizará el día 24 de Noviembre en el gimnasio del Colegio Público Cisneros (C/ Cisneros 71, frente a la Escuela de Idiomas, Santander), desde las 10:00 hasta las 14:00 horas.

El precio de inscripción son 3 euros (destinados a cubrir los gastos de las jornadas). Rogamos que quienes estéis interesadxs nos enviéis vuestros datos (nombre, apellidos y email de contacto) y número de personas a inscribirse, al email de la Asamblea: langresta@hotmail.com
Traed ropa cómoda (chandal) y calcetines sin tomates ;)

CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA, AUTODEFENSA FEMINISTA

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Velada "LOVE MUSIC, HATE SEXISM ! "





Con motivo del Día Internacional contra la violencia machista, desde la Asamblea Feminista Langresta hemos organizado una serie de actividades con las que pretendemos seguir creando conciencia colectiva acerca del peligro que suponen el mac...
hismo y el patriarcado para toda la sociedad.

Es por ello que este año hemos querido agrupar actividades que combinan lo reivindicativo, con lo lúdico y físico.

Así pues, el sábado 24 de Noviembre comenzamos la jornada con un taller de técnicas de autodefensa, que se impartirá en el gimnasio del Colegio Público Cisneros de Santander, de 10 a 14 horas. El precio de inscripción son 3 euros (a abonar el mismo día), y es necesaria la inscripción previa a través del email de la Asamblea: langresta@hotmail.com

Por la noche, a partir de las 22 horas tendrá lugar la parte más lúdica de las jornadas, con una velada musical a cargo de Cantabria Rebel Women Dj’s, que amenizarán la noche pinchando temas de grupos femeninos, desde estilos riotgrrrls, pasando por el rock&roll, hasta sonidos jamaicanos.

La mañana del 25 de Noviembre la pasaremos concentradas en el Ayto. de Santander, realizando una performance visual con la que pretendemos agitar las conciencias acerca de la necesidad de erradicar el machismo en todos los ámbitos, haciendo especial hincapié en la violencia (física, psicológica, sexual…) que éste ejerce hacia nosotras las mujeres.

Os invitamos a participar en todas las actividades, y esperamos que en un futuro no muy lejano podamos hablar del machismo y el patriarcado como del sistema capitalista que le sustenta: en pasado, porque hayamos conseguido crear una sociedad justa e igualitaria

 

viernes, 16 de noviembre de 2012

JORNADAS CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA 2012

Con motivo del Día Internacional contra la violencia machista, desde la Asamblea Feminista Langresta hemos organizado una serie de actividades con las que pretendemos seguir creando conciencia colectiva acerca del peligro que suponen el machismo y el patriarcado para toda la sociedad.

Es por ello que este año hemos querido agrupar actividades que combinan lo reivindicativo, con lo lúdico y físico
 
Así pues, el sábado 24 de Noviembre comenzamos la jornada con un taller de técnicas de autodefensa, que se impartirá en el gimnasio del Colegio Público Cisneros de Santander, de 10 a 14 horas. El precio de inscripción son 3 euros (a abonar el mismo día), y es necesaria la inscripción previa a través del email de la Asamblea: langresta@hotmail.com

Por la noche, a partir de las 22 horas tendrá lugar la parte más lúdica de las jornadas, con una velada musical a cargo de Cantabria Rebel Women Dj’s, que amenizarán la noche pinchando temas de grupos femeninos, desde estilos riotgrrrls, pasando por el rock&roll, hasta sonidos jamaicanos.

La mañana del 25 de Noviembre, la pasaremos concentradas en el Ayto. de Santander realizando una performance visual, con la que pretendemos agitar las conciencias acerca de la necesidad de erradicar el machismo en todos los ámbitos, haciendo especial hincapié enla violencia (física, psicológica, sexual…) que éste ejerce hacia nosotras las mujeres.

Os invitamos a participar en todas las actividades, y esperamos que en un futuro no muy lejano podamos hablar del machismo y el patriarcado como del sistema capitalista que le sustenta: en pasado, porque hayamos conseguido crear una sociedad justa e igualitaria.

Un abrazo antisexista

ASAMBLEA FEMINISTA LANGRESTA

martes, 13 de noviembre de 2012

Por qué las mujeres nos sumamos a la Huelga General

El próximo 14 de Noviembre vivimos una nueva jornada de lucha de la clase trabajadora en defensa de los derechos laborales y sociales en la Huelga General.

Nosotras que sufrimos doblemente la opresión del capitalismo y del patriarcado, nos sumamos a esta jornada de lucha como revolucionarias, en defensa de una sociedad igualitaria, en donde las mujeres logremos nuestra plena emancipación y desaparezca la expoltación de la clase trabajadora.

La crisis del capitalismo está agravando aún más la brecha de la desigualdad histórica de las mujeres. La lluvia de recortes sociales y privatización de servicios públicos, nos condena a la salida del mercado laboral, lo que nos obliga al confinamiento en el hogar, truncando nuestro derecho a la emancipación económica y a nuestra participación en la lucha revolucionaria. A ello hay que sumarle el aumento del paro femenino que está desembocando en una mayor feminización de la pobreza.

La última reforma laboral ha perjudicado nuestras ya precarias condiciones laborales, aumentando la diferencia salarial entre hombres y mujeres, limitando la jornada reducida por cuidados de menores o personas en situación de dependencia, labor que recae especialmente en las mujeres.

La misma violencia económica que padecen las mujeres por las cargas familiares que supone desde su rol de género el cuidado de sus hijos, también se manifiesta con el cuidado de los mayores. Con la retirada de ayudas a la ley de dependencia, muchas mujeres se verán obligadas a volver a realizar esa tarea sin ser remuneradas, aumentando así la esclavitud de la mujer invisibilizada en la sociedad, afianzándola como el sujeto económico para la reproducción del sistema capitalista.

Los recortes sociales están perjudicando además a las mujeres víctimas de la violencia machista. La retirada de convenios con casas de acogida a mujeres y la falta de recursos económicos y el aumento del paro femenino, condena a las mujeres a sufrir silenciosamente la violencia machista. Además se han reducido los juzgados de violencia contra la mujer, lo que supone la agonía e incluso la muerte de las víctimas.

La última reforma de la ley del aborto y los recortes en la sanidad para estos casos suponen también un varapalo para nuestros derechos sexuales, reproductivos y económicos. La privatización de la sanidad conlleva además la limitación del acceso al aborto de las mujeres. La limitación de nuestros derechos sobre nuestro cuerpo visibiliza especialmente la desigualdad de género, las opresiones y el control. Las restricciones para acceder a los anticonceptivos y la limitación al aborto libre y gratuito va a llevar al aumento de abortos clandestinos, aumentando la desigualdad de las mujeres según sus medios económicos, y a un mayor riesgo para la vida y la salud de las mujeres.

 
Es por todo ello que hoy las mujeres nos debemos de movilizar en las calles, luchando por nuestros derechos como trabajadoras contra el capital y el patriarcado.

Ser feminista consecuente es ser revolucionaria y anticapitalista en sí misma, así como un revolucionario debe ser feminista si quiere ser comunista.



Fuente: Iniciativa Comunista http://www.iniciativacomunista.org/

viernes, 9 de noviembre de 2012

“Lo imposible” tras la reforma laboral del 2012: ser mujer trabajadora y con hijos

Estadísticas recientes siguen mostrando que las mujeres europeas con niños pequeños tienen una tasa de actividad significativamente inferior a la de los hombres en las mismas circunstancias (EIGE informe de 2011). Uno de los últimos informes de la Comisión Europea destaca que un tercio de las mujeres con responsabilidades familiares o bien trabajan a tiempo parcial o bien se hallan inactivas.

Estos datos ponen en evidencia, una vez más, que el reparto asimétrico de las tareas de cuidado entre hombres y mujeres es el principal obstáculo para la emancipación económica de estas últimas.
¿Cuál es el planteamiento europeo ante este problema? Las políticas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal que la Unión Europea recomienda a sus Estados Miembros tiene la mirada puesta en el objetivo de incorporar el mayor número posible de mujeres al mercado de trabajo (Estrategia de Lisboa, Europa 2020).
 
En plena crisis económica, los gobiernos europeos en el Consejo Europeo de Luxemburgo de 2011 reivindicaron de nuevo las políticas de conciliación como solución para hacer frente a la baja de la tasa de natalidad y al envejecimiento demográfico. Eso sí, en el 2011 se han dejado atrás los objetivos marcado en el Consejo europeo de Barcelona (2002) donde se arrancó el compromiso de alcanzar una tasa de escolarización de hasta el 33% entre los menores de tres años. Esta vez los gobiernos europeos pusieron un mayor énfasis en la promoción de políticas favorables a la familia en el lugar de trabajo aunque sin especificar su contenido y adoptando un enfoque unilateral en consonancia con la filosofía de la responsabilidad social de las empresas.
 
Cabe preguntarse, no obstante, hasta qué punto las políticas de conciliación que promueve la Unión Europea no son mera retórica cuando incluso en tiempos de bonanza la UE apelaba la necesidad de reducir el gasto social. Si nos atenemos a los hechos , probablemente sea la labor del Tribunal de Justicia de la Unión Europea la que haya contribuido a avanzar en el derecho de conciliación mediante una jurisprudencia que incorpora una prisma igualitario en las normativas nacionales sobre permisos y excedencias( por ejemplo, Asunto Roca Álvarez)
 
En mi opinión, el enfoque de las políticas de conciliación deber ir dirigido a enmendar el mal de raíz y plantear un reparto más equilibrado de las responsabilidades familiares así como la igualdad de oportunidades en el empleo. La conciliación no puede identificarse en exclusiva con la política de permisos pues estos comportan la ausencia del trabajo e incluso, como se ha dicho tantas veces, contribuyen a reforzar los estereotipos.
 
Entre las muchas medidas encaminadas a compaginar una actividad profesional con las tareas de cuidados destacaría dos. Por supuesto, y en primer lugar, el apoyo del Estado de manera que el cuidado de hijos y de familiares dependientes no sea un tema que deba resolver cada familia según su disponibilidad de tiempo y capacidad económica sino creando unos servicios públicos de cuidados de calidad. La otra segunda vertiente, a mi juicio muy importante, sería la del reconocimiento del derecho individual Para hacerla efectiva es necesario incorporar el derecho de la persona trabajadora a negociar con el empresario condiciones de horario y jornada de manera que se facilite el ejercicio de las responsabilidades familiares. Sobre este punto el Tribunal Constitucional inició en el 2007 una jurisprudencia prometedora pero titubeante que conecta el derecho a la conciliación de la vida familiar y laboral con el derecho fundamental a la igualdad por razón de sexo (SSTC 3/2007, 24/2011, 26/2011).
 
Ahora bien, de hacerse un balance de los temas de conciliación durante este período de crisis económica, ya sabemos que los recortes llevados a cabo por el gobierno estatal y las Comunidades Autónomas han afectado severamente a todas las partidas sociales si bien algunas medidas inciden muy especialmente en las políticas de conciliación: los recortes en el seguro de dependencia; la subida de las tasas de guarderías, la supresión del programa educa3 o bien el aplazamiento de la ampliación a cuatro semanas del permiso de paternidad. Todas estas medidas suponen un retroceso espectacular en el lento camino avanzado en temas de conciliación..
 
Sin embargo hay otras reformas del modelo de relaciones laborales más transversales y menos visibles desde la perspectiva de género que pueden tener un efecto especialmente perjudicial para las mujeres. Una es clara: con la reforma de pensiones de 2011 los trabajadores deben cotizar más años para acceder a la pensión de jubilación y esto penaliza más a las mujeres que tienen hijos.
 
Pero ha sido la reforma laboral de 2012, que precisamente el gobierno ha justificado en la necesidad de crear empleo, la que ha transformado profundamente los principios y tutelas que regían las relaciones laborales e implica un cambio de modelo aplaudido por las instituciones europeas. Básicamente la reforma ha abaratado el despido y ha reforzado- hasta facilitar el autoritarismo- el poder del empresario quien ya no está obligado a negociar con los representantes de los trabajadores modificaciones sustanciales de las condiciones laborales de carácter colectivo. La reforma permite aumentar la flexibilidad de las condiciones de trabajo en beneficio exclusivamente de los intereses de la empresa. Así, por ejemplo, la nueva regulación permite que los trabajadores a tiempo parcial puedan realizar horas extras; que las empresas puedan desvincularse de los convenios colectivos del sector en materia de jornada, salarios y de conciliación o que éstas puedan modificar de forma unilateral y sustancialmente estas condiciones laborales.
 
En temas propiamente de conciliación, la reforma reduce el derecho a determinar su horario que tenían las trabajadoras que solicitaban reducción de jornada para cuidado de hijos y, por tanto, ahora sus posibilidades de compaginar el horario de trabajo con sus responsabilidades familiares se limitan seriamente pese al sacrificio salarial.
 
En definitiva, esta flexibilidad máxima en perjuicio del trabajador hará especialmente difícil el acceso y la permanencia en un trabajo retribuido del colectivo de mujeres con hijos pequeños o con familiares dependientes. Me temo que la mayoría de retrocesos en la materia no obedecen a la necesidad de emprender medidas coyunturales para hacer frente a la crisis sino que responden a un cambio de modelo que puede alentar la vuelta a casa de las mujeres. Y ésta una pésima noticia para la igualdad y para la lucha contra la pobreza infantil.
 
Me parece muy importante poner el acento en que la ansiada flexibilidad en la determinación de las condiciones de trabajo no puede significar que lo sea siempre en interés del empresario sino que las condiciones flexibles también deberían responder a un interés del trabajador en temas de conciliación.

Noticia extraida de: eldiario.es

martes, 6 de noviembre de 2012

Pintoras de los s. XVIII y XIX ninguneadas por ser mujeres

Fueron relegadas a un segundo plano por su sexo, en un momento histórico de cambio social y revoluciones. Algunas tuvieron suerte por estar emparentadas con pintores que ayudaron a que los hombres las aceptaran como artistas, otras nunca pudieron zafarse del estigma de ser consideradas meras aficionadas de clase alta.

El Museo Nacional de Suecia, en Estocolmo, rescata del olvido con Stolhet och fördom (Orgullo y prejuicio) a las pintoras de los años 1750 a 1860, décadas marcadas por la tensión entre la burguesía y la nobleza, la ilustración y la Revolución Francesa. Las autoras de Francia y Suecia que reúne la exposición tuvieron grandes dificultades para ser artistas, exponer su obra junto a la de los hombres y obtener un reconocimiento más allá del doméstico.

La francesa Suzanne Giroust (1734-1772), esposa del pintor rococó sueco Alexander Roslin, consiguió ser una figura reconocida en vida y fue uno de los pocos miembros femeninos de la Real Academia de Pintura y Escultura de Francia, a pesar de los recelos de los otros académicos, que impusieron entonces una norma con la que no podía haber más de cuatro mujeres a la vez en la institución.
Más recordada como modelo de un cuadro que como pintora
Curiosamente, no hay testimonios escritos de la actividad de Giroust en la academia. Roslin reconoció en varias ocasiones que su esposa pintaba mejor al pastel que él y sus retratos eran admirados por la delicadeza de la piel que lucían los modelos y la precisión en la utilización de los colores. La exposición incluye seis trabajos de la autora, omitida a menudo de la historia del arte: sólo 19 de sus trabajos se le atribuyen con seguridad y se la recuerda más por ser la modelo del cuadro de su marido La Dame au voile (La dama con velo).

Los lazos familiares y sociales eran cruciales para la consideración de la mujer artista. Marie-Thérèse Reboul (1728-1805) —pintora de escenas relativas a la historia natural— estaba casada con el director de la Academia Francesa en Roma. La talentosa Anne Vallayer-Coster (1744-1818) pudo ejercer gracias al mecenazgo real y se convirtió en profesora de diseño y jefa del gabinete de pintura de la reina María Antonieta. La pintora y miniaturista sueca Ulrika Pasch (1735-1796) consiguió el apoyo de su padre —el también pintor Lorens Pasch el Viejo— y de su hermano, el profesor y director de la Real Academia de Arte de Suecia.
Miniaturas y retratos
Tras la Revolución Francesa fue más fácil para las artistas exponer en las mismas condiciones que los hombres, pero seguían sin poder estudiar en centros públicos y su única opción eran los privados. En el siglo XIX continuó la apertura y pudieron acceder con más facilidad a una carrera profesional. En la miniatura francesa y en los retratos muchas artistas lograron el reconocimiento. Amalia Lindegren, Hortense Haudebourt-Lescot o Marguerite Gérard (discípula de Fragonard) fueron algunas de las autoras destacadas del momento.

La muestra, en cartel hasta el 20 de enero y titulada Orgullo y prejuicio en honor a la novela de la escritora inglesa Jane Austen, expone en 250 obras —entre óleos, pasteles, miniaturas y bordados— de autores que ayudaron y retrataron a las artistas y, sobre todo, de mujeres que dependieron del capricho masculino para que su trabajo fuese valorado.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Estrasburgo condena a Polonia por dificultar el aborto a una menor violada

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a Polonia por vulnerar los derechos de una chica de 14 años víctima de violación a quien se dificultó el acceso a un aborto. La menor, que fue acosada por organizaciones antiabortistas y presionada por varios médicos para que no abortase, tuvo que peregrinar por cuatro hospitales polacos para poner fin a su embarazo. Ahora, el alto tribunal, que tiene su sede en Estrasburgo (Francia), ha dictaminado que el país -que solo permite la interrupción del embarazo en caso de anomalías fetales, riesgo extremadamente grave para la salud de la madre y violación- trató de manera degradante e inhumana a la menor y que además vulneró otros derechos fundamentales, como su derecho a la vida privada y familiar y su derecho a la libertad y seguridad. Polonia deberá pagar a la adolescente 30.000 euros por daños morales y otros 15.000 a su madre, además de asumir las costas del proceso judicial.

Un proceso larguísimo que se inició en 2008, cuando P., de 14 años, fue víctima de una violación. La menor denunció el delito. Después, al descubrir que estaba embarazada, acudió junto a su madre a un hospital de su ciudad, Lublin. Llevaban consigo el certificado oficial que le permitía someterse a la intervención, según la ley polaca, ya que el embarazo había sido fruto de una violación. Sin embargo, en el centro hospitalario todo fueron pegas e información contradictoria sobre qué documentos debían aportar, qué plazo debían esperar, qué médico estaba autorizado para realizar la intervención y en qué condiciones.

Ante la imposibilidad de acceder a la intervención, explica la sentencia cuyo fallo ha sido dado a conocer hoy, P. y su madre, S., acudieron a otro hospital donde se repitió el mismo problema. En este segundo hospital las cosas fueron aún más lejos: el jefe de servicio de ginecología del centro llevó a la menor a hablar con un sacerdote católico sin el consentimiento de su madre y sin preguntar a la chica si deseaba ver al religioso. Durante la conversación, ambos hombres intentaron convencer a P. de que llevase a término su embarazo. A pesar de las presiones, P. decidió seguir adelante con su decisión de interrumpir el embarazo, algo a lo que finalmente el jefe de ginecología se negó, alegando objeción de conciencia. Tras esto, el hospital decidió emitir una nota de prensa en la que explicaba que se había negado a realizar un aborto y en la que daba detalles privados sobre el caso de la chica.

La menor y su madre viajaron entonces a Varsovia. Allí, un hospital público -a pesar de reconocer que había recibido amenazas y presiones para que no lo hiciera- aceptó realizar la intervención, pero la menor debía, no obstante, esperar tres días. Además, una vez en la capital polaca, la adolescente empezó a recibir mensajes de texto del sacerdote de Lublin que trataba de convencerla de que no abortase, y de otras personas a quienes no conocía que intentaban presionarla. Asustada, P. terminó por huir del hospital.

En su huida, la menor y su madre fueron abordadas por activistas antiaborto que, según la sentencia, las acosaron y llevaron a la policía por, supuestamente, vulnerar la ley. P. y S. fueron interrogadas durante horas. La madre, además, fue acusada por las organizaciones antiaborto y por las autoridades polacas de un supuesto delito de presiones hacia su hija para que abortase. La menor fue enviada a un centro de acogida para menores de Lublin. Allí empezó a sufrir dolores y una crisis nerviosa y tuvo que ser hospitalizada una semana.

Unos 12 días después, S. supo que su hija podía acudir a interrumpir su embarazo a Gdansk, a unos 500 kilómetros de Lublin, adonde viajaron de manera clandestina. Así, más de un mes después de que P. lograra el certificado oficial que le permitía acceder al aborto, la menor víctima de violación pudo poner fin a su embarazo.

Un peregrinaje vergonzoso por el que la Corte de Derechos Humanos condena ahora a Polonia. Determina que el artículo 8, el derecho al respeto de la vida privada y la vida familiar de la menor, fue violado por las autoridades polacas en tanto en cuanto no garantizaron su acceso oportuno y sin obstáculos a la interrupción del embarazo en el marco de las condiciones establecidas por la ley; y en tanto que se divulgó información privada sobre su caso.
Los jueces determinan también que separar a la menor de su madre y llevarla primero a un centro de acogida y después a un hospital vulneró los derechos de ambas.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Mujeres cuidadoras: entre la obligación y la satisfacción

Así, son las mujeres quienes cuidan vitalmente a los otros (hombres, familias, hijas e hijos, parientes, comunidades, escolares, pacientes, personas enfermas y con necesidades especiales, al electorado, al medio ambiente y a diversos sujetos políticos y sus causas). Cuidan su desarrollo, su progreso, su bienestar, su vida y su muerte. De forma similar, mujeres y hombres campesinos cuidan la producción y la tierra y las y los obreros la producción y la industria, la burguesía cuida sus empresas y sus ganancias, el libre mercado y hasta la democracia exportada a países ignorantes.

La condición de cuidadoras gratifica a las mujeres afectiva y simbólicamente en un mundo gobernado por el dinero y la valoración económica del trabajo y por el poder político. Dinero, valor y poder son conculcados a las cuidadoras. Los poderes del cuidado, conceptualizados en conjunto como maternazgo, por estar asociados a la maternidad, no sirven a las mujeres para su desarrollo individual y moderno y tampoco pueden ser trasladados del ámbito familiar y doméstico al ámbito del poder político institucional.

La fórmula enajenante asocia a las mujeres cuidadoras otra clave política: el descuido para lograr el cuido. Es decir, el uso del tiempo principal de las mujeres, de sus mejores energías vitales, sean afectivas, eróticas, intelectuales o espirituales, y la inversión de sus bienes y recursos, cuyos principales destinatarios son los otros. Por eso, las mujeres desarrollamos una subjetividad alerta a las necesidades de los otros, de ahí la famosa solidaridad femenina y la abnegación relativa de las mujeres. Para completar el cuadro enajenante, la organización genérica hace que las mujeres estén políticamente subsumidas y subordinadas a los otros, y jerárquicamente en posición de inferioridad en relación a la supremacía de los otros sobre ellas.

Las transformaciones del siglo XX reforzaron para millones de mujeres en el mundo un sincretismo de género: cuidar a los otros a la manera tradicional y, a la vez, lograr su desarrollo individual para formar parte del mundo moderno, a través del éxito y la competencia. El resultado son millones de mujeres tradicionales-modernas a la vez. Mujeres Atrapadas en una relación inequitativa entre cuidar y desarrollarse.
La cultura patriarcal que construye el sincretismo de género fomenta en las mujeres la satisfacción del deber de cuidar, convertido en deber ser ahistórico natural de las mujeres y, por tanto, deseo propio y, al mismo tiempo, la necesidad social y económica de participar en procesos educativos, laborales y políticos para sobrevivir en la sociedad patriarcal del capitalismo salvaje.

Así, el deseo de las mujeres es contradictorio: lo configura tal sincretismo.

Los hombres contemporáneos no han cambiado lo suficiente como para modificar ni su relación con las mujeres, ni su posicionamiento en los espacios domésticos, laborales e institucionales. No consideran valioso cuidar porque, de acuerdo con el modelo predominante, significa descuidarse: Usar su tiempo en la relación cuerpo a cuerpo, subjetividad a subjetividad con los otros. Dejar sus intereses, usar sus recursos subjetivos y bienes y dinero, en los otros y, no aceptan sobretodo dos cosas: dejar de ser el centro de su vida, ceder ese espacio a los otros y colocarse en posición subordinada frente a los otros. Todo ello porque en la organización social hegemónica cuidar es ser inferior.

Algunas tendencias minoritarias se abren paso pero incluso hombres que se pronuncian por relaciones equitativas están más dispuestos a ser amables con las mujeres o sumarse al algunas de las causas políticas del feminismo, que a hacer política feminista.

El cuidado pues está en el centro de las contradicciones de género entre mujeres y hombres y, en la sociedad en la organización antagónica entre sus espacios. El cuidado como deber de género es uno de los mayores obstáculos en el camino a la igualdad por su inequidad. De ahí que, si queremos enfrentar el capitalismo salvaje y su patriarcalismo global, debemos romper con la naturalidad del cuidado por género, etnia, clase, nación o posición relativa en la globalización.

El feminismo del siglo XX ha realizado la crítica del modelo “superwoman” y ha denunciado la explotación de las mujeres a través del trabajo invisible y de la desvalorización de muchas de sus actividades, incluso del trabajo asalariado, de la relativa exclusión de la política y de la ampliación de una cultura misógina simbólica e imaginaria. Ha logrado llevar a la agenda de las necesidades sociales, la violencia contra las mujeres y ha realizado pequeñas modificaciones jurídicas y legislativas en el Estado. Algunas corrientes contemporáneas ya no reiteran la desigualdad ni la violencia de género y, en cambio acuerdan con la igualdad entre mujeres y hombres y por un mundo equitativo.

Sin embargo, nos queda por desmontar el deber ser, el deber ser cuidadoras de las mujeres, la doble jornada y la doble vida resultante. Y eso significa realizar cambios profundas en la organización socioeconómica: en la división del trabajo, en la división de los espacios, en el monopolio masculino del dinero, los bienes económicos, y en la organización de la economía, de la sociedad y del Estado. El panorama se vuelve complejo si se traslada el análisis con perspectiva de género a las relaciones entre clases sociales y entre países, por ejemplo entre países del norte y del sur, entre los 21 y los otros, etcétera.

Se requieren a la vez, cambios profundos en las mentalidades. Es extraordinario observar cómo la mayoría de las mujeres, aún las escolarizadas y modernas, las políticas y participativas, las mujeres que generan ingresos o tienen poderes sociales diversos, aceptan como un destino, con sus modalidades, la superwomen– empresarial, indígena, migrante, trabajadora, obrera-.

Con esa subjetividad de las mujeres subordinada a la organización social, a las instituciones como la familia, la iglesia y el Estado, y a los hombres, no estaremos en condiciones de desmontar la estructura sincrética de la condición de la mujer, imprescindible para eliminar las causas de la enajenación cuidadora y dar paso a las gratificaciones posibles del cuidado.

La vía imaginada por las feministas y las socialistas utópicas desde el siglo XIX y puesta en marcha parcialmente en algunas sociedades tanto capitalistas como socialistas y tanto en países del primer y del tercer mundo, ha sido la socialización de los cuidados, conceptualizada como la socialización del trabajo doméstico y de la transformación de algunas actividades domésticas, familiares y privadas en públicas.

Haberlo hecho ha significado mejoría para la vida de las mujeres, liberación de tiempo para el desarrollo personal, la formación, el arte, el amor y las pasiones, la amistad, la política, el ocio, la diversión, el deporte y el autocuidado, incluso, una mejoría en la calidad de vida y en la autoestima. Es evidente el desarrollo social, cultural y político de las sociedades que así se han estructurado.

Una de las mayores pérdidas de las mujeres de los países que antes fueron socialistas y se han convertido de manera drástica al capitalismo en tiempos neoliberales ha sido la de el sustento social que significaba el Estado social para sus vidas. En la actualidad han vuelto a ser su responsabilidad un conjunto de actividades que la transformación socioeconómica ha tornado domésticas, privadas y femeninas. Y lo mismo está sucediendo aún en países capitalistas de alto y medio desarrollo en los cuales se ha adelgazado al Estado de una manera violatoria de los derechos sociales construidos con muchos esfuerzos en gran medida por los movimientos socialistas, obrero y feminista.

La alternativa feminista contemporánea que se abre paso en gran parte del mundo en el siglo XXI tiene sus ojos puestos en la crítica política de la globalización dominada por el neoliberalismo patriarcal de base capitalista depredadora. La opción que busca avanzar en el desarrollo de un nuevo paradigma histórico cuya base sea un tejido social y un modelo económico que sustente el bienestar de las mayorías, hoy excluidas, marginadas, expropiadas, explotadas y violentadas.

Pensamos que sólo una alternativa de este tipo será benéfica para la mayoría de las mujeres, sus otros próximos, sus comunidades y las regiones y los países en que viven.

Estas transformaciones de género están circunscritas e íntimamente ligadas a transformaciones equitativas de clase, étnicas y nacionales, enmarcadas en la construcción de naciones con derecho al desarrollo sustentable y en una globalización solidaria y democrática.

De no articularse las transformaciones de género con estas últimas pueden observarse distorsiones significativas como las que se dan en la actualidad: mujeres dotadas de recursos y derechos de género que son ciudadanas de naciones hegemónicas, militaristas y depredadoras de otras naciones y pueblos donde habitan mujeres con las que se identifican en la construcción de sus derechos y oportunidades.

También hay hombres cuya identidad es la de ser avanzados, democráticos y progresistas que no consideran importante la emancipación de las mujeres. Estados que colocan a las mujeres entre los grupos vulnerables y no las miran como sujetos políticos. Países en los que, a través de las acciones afirmativas, por ejemplo las cuotas, todavía negociamos el grado de exclusión política de las mujeres, y se consideran democráticos. Mujeres que piensan que ya lograron todas las metas de transformación de género y no se percatan que “el género” es su categoría social y a ella pertenece la mayoría pobre y cuidadora del mundo: las mujeres.

Por eso, la otra dimensión de esta alternativa feminista es el empoderamiento de las mujeres como producto de la construcción de un nuevo paradigma histórico. El empoderamiento es el conjunto de cambios de las mujeres en pos de la eliminación de las causas de la opresión, tanto en la sociedad como, sobre todo, en sus propias vidas.

Dichos cambios que abarcan desde la subjetividad y la conciencia, hasta el ingreso y la salud, la ciudadanía y los derechos humanos, generan poderes positivos, poderes personales y colectivos. Se trata de poderes vitales que permiten a las mujeres hacer uso de los bienes y recursos de la modernidad indispensables para el desarrollo personal y colectivo de género en el siglo XXI.

Todos esos poderes se originan en el acceso a oportunidades, a recursos y bienes que mejoran la calidad de vida de las mujeres, conducen al despliegue de sus libertades y se acompañan de la solidaridad social con las mujeres. La participación directa de las mujeres en la transformación de su mundo y de sus vidas es fundamental y conduce también a la construcción de un mayor poder político y cultural de las mujeres que crean vías democratizadoras para la convivencia social.

El cuidado, ha dejado de ser para otros y se ha centrado en las mujeres mismas. La sociedad, en un compromiso inédito cuida a las mujeres, es decir, impulsa su desarrollo y acepta y protege su autonomía y sus libertades vitales. En ellas va incluida la libertad de elecciones vitales, de actividades, dedicación e identidad: Es el fin del cuidado como deber ser, como identidad.

En el siglo XXI ha de cambiar el sentido del cuidado. Hemos afirmado muchas veces que se trata de maternizar a la sociedad y desmaternizar a las mujeres. Pero ese cambio no significará casi nada si no se apoya en la transformación política más profunda: la eliminación de los poderes de dominio de los hombres sobre las mujeres y de la violencia de género, así como de la subordinación de las mujeres a los hombres y a las instituciones. Es decir, el empoderamiento de las mujeres es un mecanismo de equidad que debe acompañarse con la eliminación de la supremacía de género de los hombres, la construcción de la equidad social y la transformación democrática del Estado con perspectiva de género.
Para la mayor parte de las corrientes feministas contemporáneas la articulación de lo personal con lo social, lo local y lo global conforma la complejidad de nuestro esfuerzo.

La idea fuerza en torno al cuidado es la valoración de la dimensión empática y solidaria del cuidado que no conduce al descuido ni está articulado a la opresión.

De ahí la contribución de las feministas: primero, al visibilizar y valorar el aporte del cuidado de las mujeres al desarrollo y el bienestar de los otros; segundo, con la propuesta del reparto equitativo del cuidado en la comunidad, en particular entre mujeres y hombres, y entre sociedad y Estado. Y, tercero, la resignificación del contenido del cuidado como el conjunto de actividades y el uso de recursos para lograrque la vida de cada persona, de cada mujer, esté basada en la vigencia de sus derechos humanos. En primer término, el derecho a la vida en primera persona