miércoles, 3 de octubre de 2012

El rol de la mujer según la escritora Charlotte Perkins Gilman: resumen y crítica.

Charlotte Perkins Gilman fue una autora comprometida con la sociedad de su época, lo que provocó que escribiera ampliamente sobre temas de importancia política en sus novelas, relatos cortos y ensayos. Entre esos textos, uno de los ejemplos donde más clara se muestra la ideología de Gilman es en su obra Mujeres y Economía (Women and Economics en el original, publicado en 1898). A través de este texto, la escritora analiza la relación existente entre la opresión de las mujeres y las razones aducidas para justificarla. Gilman trata de desmitificar estos tópicos y propone diferentes soluciones que considera adecuadas para el emergente sistema de principios de siglo XX, siempre buscando “el beneficio de la especie”.

Aunque un texto de hace más de cien años resulta ya obsoleto para las problemáticas actuales, y pese a que la autora defiende ciertos postulados trasnochados como el Darwinismo social, es siempre interesante volver la vista atrás y examinar cómo nuestras predecesoras analizaban el injusto mundo que les rodeaba.
A lo largo de los quince capítulos de su escrito, Charlotte Perkins Gilman trata de recopilar los que considera los principales problemas y preocupaciones de su época, incluyendo datos muy diferentes en un mismo ensayo. Pese a esta gran variedad, es posible extraer una serie de ideas generales y puntos comunes que resuman todo.

Así, el principal objetivo que persigue la escritora es el de cambiar los roles tradicionales de su sociedad a través de la independencia económica de las mujeres. Eso sí, tan solo aplicado a las clases medias y altas y omitiendo a las clases trabajadoras por tener unas circunstancias demasiado diferentes. Por “roles tradicionales”, la autora entiende, principalmente, las relaciones sexo-económicas de las mujeres para con sus maridos, la posición privilegiada del hombre en la esfera pública, y la desigual educación de lxs niñxs.

Para hacer entender a sus lectorxs que los problemas descritos son problemas reales, así como para convencerlxs de que las soluciones que propone resultarán efectivas, Gilman se apoya en el Darwinismo social. Esta rama de la sociología fue a menudo utilizada con fines deliberadamente sexistas, sin embargo, Gilman trata de hacer un uso feminista de este Darwinismo social: preguntándose cuáles son los elementos que realmente podrían ayudar a mejorar su sociedad, desecha los argumentos usados para defender la superioridad del hombre.

Si hay algo que queda claro tras leer a Gilman (no solo en este ensayo, sino en el resto de su literatura), es que fue capaz de ver y describir el cambio inminente que la sociedad del cambio de siglo estaba experimentando, centrándose fundamentalmente en la lucha de las mujeres y en la evolución económica. A través de sus obras, la escritora no solo creó arte, sino un arma para criticar y tratar de cambiar un mundo en el que no quería vivir, obteniendo resultados positivos en muchos aspectos. Es, por ejemplo, admirable que Gilman prediga cambios tales como la independencia económica de la mujer, el cambio de determinados roles establecidos o el creciente individualismo de las familias y la sociedad en general. Aunque la autora vivió para presenciar muchos de esos cambios, Mujeres y Economía es bastante más antiguo.

Sin embargo, el ojo escrutiñador de las lectoras feministas de nuestros días no puede pasar por alto que muchas de las ideas que Gilman defiende están obsoletas o radicalmente equivocadas. Es el caso de la defensa del Darwinismo social, utilizado como mera excusa para oprimir a otros pueblos y/o sexos, y cuyo valor científico brilla por su ausencia. Además, e incluso aunque algunos cambios han ocurrido, la independencia económica de las mujeres no ha transformado nuestra sociedad en una igualitaria y el patriarcado sigue siendo el sistema dominante, lo que demuestra que un mero cambio en el sistema económico no implica una transformación completa de la sociedad. Por si esto no fuera suficiente, Gilman no ofrece soluciones para la clase trabajadora oprimida por el capitalismo, sino que obvia sus necesidades.

Aunque quizá las teorías socioeconómicas de Gilman no nos sirvan de demasiado actualmente, sí que pueden ayudarnos a reflexionar y a recordarnos que el antisexismo implica anticapitalismo (y viceversa). Por último, los textos más puramente literarios de esta creadora no resultan tan anodinos, sino que son auténticas obras de arte intemporales que mezclan pensamiento crítico con fantasía y suspense. Como muestra, adjuntamos un link al relato corto “El empapelado amarillo” (“The Yellow Wallpaper”) para quien quiera comprobarlo por sí mismx. http://www.lamaquinadeltiempo.com/prosas/perkins01.html

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