Miércoles, 23 de marzo de 2011
Artículo de opinión
Jordi Morales y Gras, militante de Endavant (OSAN) y miembro del Brote Bordo.
La Izquierda Independentista ha necesitado la distinción entre liberación nacional y social para explicar su programa independentista y socialista. A menudo se ha etiquetado una tercera pata, o un tercer eje, que es la lucha antipatriarcal como "liberación personal". Esta etiqueta no sólo es falsa, sino que nos lleva a un discurso profundamente irresponsable o, si se prefiere, contrarrevolucionario.
Ahora que ya he lanzado la piedra os contaré de qué va todo.
Comenzar definiendo el término "social" sería ir un poco más allá de lo que toca ahora y aquí, pero incluso si partimos de nuestra noción común (de poca monta) lo que quiere decir "social" podemos entender que lo que diferencia la liberación social del nacional es que el primero hace referencia a la destrucción de las clases sociales, mientras que la liberación nacional hace referencia a la liberación del país, entendido en clave esencialista y sin considerar la naturaleza de los vínculos económicos entre compatriotas . Dicho de otro modo, la liberación nacional es la independencia (a secas) y la liberación social es el socialismo (también a secas).
De entrada, esta distinción ya plantea sus problemas, ya que todo el mundo sabe que la nación es algo colectivo (social) por definición, no hay ningún paradigma que entienda que una nación puede ser una sola persona (de hecho, los paradigmas que dicen eso, les llama "antinacionalistas"), pero bien, como es un tema que tampoco tiene demasiadas consecuencias malas para nadie, abajo ... El problema viene cuando queremos explicar nuestro proyecto de sociedad no patriarcal: como nos hemos quedado sin palabras chulas, y como esto del sexo y el género es muy de cada uno le endosan el nombre de "liberación personal" y nos quedamos tan contentas.
La consecuencia de esto, pero, ya no es tan inocua. "La liberación personal" es algo que pertenece a la esfera privada, a lo que nos guardamos para nosotros y para nuestra gente más cercana. La naturaleza de la explotación patriarcal, en cambio, no tiene nada de personal, es una explotación pura y genuinamente social, inculcada a todas nosotras mediante los mecanismos de socialización, que estructuran comunidades humanas enteras. Es más, si nos lo miramos desde una perspectiva antropológica no podemos hacer otra cosa que afirmar que la explotación patriarcal es social mucho antes de que existieran las clases o incluso las castas, así que, hilando fino, la primera de la lista en recibir la etiqueta de "social" es la explotación patriarcal, no la de clase.
Evidentemente no se trata de usurpar nombres históricos que son operativos y que sirven para contar cosas muy importantes, pero lo que no podemos hacer de ninguna manera es aceptar esta etiqueta de "personal" para describir la liberación del sistema de sexo- género que pregonamos. No lo podemos hacer por varias razones. Aquí seguimos unas cuantas:
1) La dimensión personal de la liberación sexual o de género es muy importante. Todo empieza en una misma, que dicen ... Pero la dimensión personal también es extremadamente importante en el hecho de dejar de ser "españolas" o "francesas", si no nos creemos nosotros nuestra catalanidad no se la creerá nadie, igualmente, la toma de conciencia individual (desde-alienación) que debe hacer cualquier miembro de la clase trabajadora es también un proceso personal, un proceso importantísimo que dota de sentido toda nuestra lucha. Todo liberación tiene una dimensión personal absolutamente trascendente y necesaria. Hay que reivindicar esta dimensión, y no relegarla a la entrepierna.
2) Aceptar la etiqueta de "personal" implica no reconocer la naturaleza colectiva de la explotación patriarcal. Implica por tanto seguir el juego a las personas que tienen intereses políticos en la perpetuación del sistema patriarcal; que se sirven de la distinción entre "esfera pública" y "esfera privada" para invisibilizar todas las prácticas que constituyen la misma opresión. Como decían las camaradas de los años 70, lo personal también es político.
Nuestra receta para conseguir la independencia cuál es? Trabajo y lucha en la calle. Nuestra receta para lograr el socialismo cuál es? Trabajo y lucha en la calle. Visto así no parece demasiado lógico que nuestra receta para acabar con el patriarcado sea sólo y exclusivamente encerrarnos en casa y hacer cafés con la pareja mirando que podemos mejorar ... no?
3) Para enfocar el debate y nuestra mutua formación en cuestiones de liberación del sistema de sexo-género no podemos tomarnos los temas desde un punto de vista personal. Es evidente que las conclusiones a que llegamos deben tener consecuencias en nuestras vidas (y de hecho que no esté dispuesta a ello no es necesario ni que se interese por el tema), pero como más "científico" es un debate, más productivas en son las consecuencias políticas. Los enfoques personales y emocionales son una constante en los debates sobre temas de estos, y eso es perfectamente normal, porque es una de las cuestiones que tenemos más grabadas en nuestra pretendida idiosincrasia, pero hay que saber ponerse por encima de eso y entender que un "taller de roles" no es una "caza de monógamas", sino una oportunidad para conocernos mejor y adquirir pistas de qué podemos hacer en nuestra vida para mejorar ciertas cosas. El primer paso es pues entender que la naturaleza de la explotación patriarcal es social, y por tanto la naturaleza de la lucha por la liberación del sistema de sexo-género también lo es.
www.endavant.org/index.php?option=com_content&task=view&id=1048&Itemid=37
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