
El último mordisco es su último libro, La pasión feminista de mi vida (El Viejo Topo), que ayer presentó en el Ateneo de Madrid. "Pone de patas arriba lo institucional con una sinceridad brutal y asombrosa, no tiene miedo y habla con libertad porque no tiene deudas con nadie", explicó ayer Inés París, presidenta de la Asociación de mujeres cineastas y de medios audiovisuales (CIMA). Efectivamente, en este nuevo tomo de memorias, Lidia Falcón (Madrid, 1935) se ha limitado, como dice ella misma, a contar "la verdad, la verdad y nada más que la verdad".
Eso es, según la escritora y poeta Fanny Rubio, "una crónica lírica de toda una vida". El telón de fondo es un paseo por los avances, los retrocesos y las contradicciones del Movimiento Feminista en España. Pero no se trata de un libro de historia ni de doctrina. En su última obra, Falcón habla, sin pelos en la lengua, de sus decepciones personales, de las traiciones internas y del cinismo político.
Nieta de anarquistas e hija de un líder comunista, Falcón fundó el Partido Feminista de España (legalizado en 1981) y estuvo en la cárcel por sus ideas políticas durante la dictadura franquista. "He sido siempre terca y arriesgada porque saqué de mi savia las armas necesarias para librar batallas. Y en campo abierto nunca temí nada", reza su poema He sido siempre, que introduce el libro.
A sus 77 años, Falcón sigue mordiendo. Y lo hace en defensa de la esencia del feminismo, ésa que ha engullido lo que ella llama "feminismo institucional o ficticio". "El poder ha publicitado que las mujeres vivimos en el mejor de los mundos, que todo es estupendo y que incluso tenemos una ley maravillosa que nos protege de la violencia machista, pero no es así", afirma. Falcón sigue denunciando la gestión del PSOE en materia de Igualdad ("les fue bien, fue una marca") y advierte de que las políticas fruto de su mandato, ahora recortadas por el Gobierno de Rajoy, "no tienen la firmeza ni la dotación económica necesaria".
Extremadamente crítica con este nuevo feminsimo, enromemente ligado a la política y a los gobiernos, Falcón advierte: "Si el movieminto no es crítico con el poder, no es movimiento. Son funcionarios del Estado".
Noticia extraida de www.publico.com
Foto de la agencia EFE
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