Porque la lucha y la revolución lleva nombre de mujer. Sin nosotras la lucha no late con toda su fuerza
Somos y sentimos como mujeres. Con idénticas
ganas de exprimir la vida que vosotros, los hombres. Tan sencillo de
entender como complicado a la hora de hacerlo realidad. Tenemos en
frente quienes proceden de un pasado cercano y cuya misión es la de
obstaculizar nuestras quimeras. Intentan maquillar su fascismo de
democracia. Ejercen su poder en el marco político y religioso. Me estoy
refiriendo a la Iglesia y a quienes manejan nuestras vidas con políticas
de derechas.
No entienden de igualdad de oportunidades en el ámbito laboral. Lo
que para los hombres no es más que un ejercicio de superación, para
nosotras supone muchas veces un momento clave en el que se nos miden con
doble rasero por nuestra condición de mujer en un mundo como es el
laboral diseñado por y para los hombres. Deseamos ser económicamente
independientes, para no estar supeditadas a nada, ni a nadie. Queremos
que se nos reconozca el trabajo realizado dentro del hogar, porque
aunque se trate de un trabajo no remunerado, es de vital importancia.
Porque en esta sociedad donde el capitalismo es el rey por excelencia
todo se tasa, todo tiene su precio y aquello que carece de él está
infravalorado.
Que no pertenecemos a nadie, más que a nosotras mismas. Ni somos
territorio de conquista. Son muchas las mujeres asesinadas por querer
rehacer sus vidas. Por querer alejarse para siempre de la tortura física
y sicológica que supone el compartir vida con un torturador. Esta
última mas dolorosa al no dejar huella visible, pero si una huella
imborrable dentro de la autoestima. Porque el deseo machista de hacernos
sentir vulnerables, de que no somos válidas para la vida, que somos
invisibles ante los ojos ajenos, es otra forma de ejercer la humillación
y violencia de género. Y aunque únicamente se tratara de una mujer
asesinada por esta degradante conducta, se hubiera tratado de una cifra
demasiado alta.
Que no queremos disponer en el calendario de fechas anualmente
señaladas para decir alto y claro que ya está bien de agresiones a las
mujeres, como ocurre todos los 25 de noviembre. Ni queremos celebrar de
forma reivindicativa todos los 8 de marzo para exigir mismo trato
laboral que nuestros colegas masculinos. Porque ni somos ni más, ni
menos que ellos, somos iguales. Celebraríamos dicha fecha recordando y
homenajeando en ese día a las 148 mujeres trabajadoras que murieron
calcinadas por luchar por sus ideales, por lo que creían justo.
Reivindicaron hasta el final mejoras en sus salarios y en sus
condiciones infames de trabajo.
Porque no somos mero instrumento de reproducción. Elegimos la
maternidad libremente, sin imposiciones. Nuestro cuerpo únicamente a
nosotras nos pertenece. Nosotras tenemos la última palabra en cuanto a
decidir sobre él. Exigimos derecho a la libre interrupción del embarazo,
de forma segura y gratuita, sin el que abortar suponga un grave e
irreversible problema para nuestra salud.
Porque nos gusta el sexo. Nadie debe imponernos cómo y con quien
deseamos acostarnos. Porque en esta sociedad hipócrita cargada de
falsas libertades a toda conducta sexual que va contra corriente se la
etiqueta. Se la tilda de antinatural. Y no. No debemos dejarnos
etiquetar. Tenemos un cuerpo que nos da placer. La masturbación femenina
va dejando de ser tabú. Durante largo tiempo nos han venido ocultando y
negando nuestra sexualidad ligándola únicamente a la reproducción. Nos
pusieron un disco rayado donde continuamente sonaba el estribillo: “eso
no se mira…eso no se toca”.
Porque nos gusta disfrutar de las fiestas, de la calle que es de
todxs. A cualquier hora del día y de la noche. Sin que nadie nos
moleste. Porque nuestra forma de vestir no es sinónimo de provocación
sexual. Porque no, es no. Significa que no aceptamos ni permitimos la
aptitud de otra persona que quiera imponer su voluntad y en muchas
ocasiones utilizando la fuerza.
Porque la lucha y la revolución lleva nombre de mujer. Sin nosotras
la lucha no late con toda su fuerza, ni intensidad. Nos necesita tanto
como nosotras la necesitamos a ella. Tenemos un largo camino por delante
para recorrer al lado de esos hombres que nos muestran su solidaridad y
apoyo en este camino conjunto. Porque más allá de la guerra de sexos,
somos personas, como tal nos debemos de tratar, independientemente del
sexo con que nacimos. Porque nacimos libres y así deseamos seguir.
Por eso, mujeres del mundo nos vemos en las barricadas.
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